Es sabido por todos que estamos rodeados de bacterias, incluso dentro de nuestro cuerpo. Algunas nos permiten realizar los procesos orgánicos que nos permiten vivir, pero algunos microorganismos y bacterias que nos rodean puede que sean tóxicos/as. ¡Más de las que nos pensamos!

Diferentes estudios, demuestran que gran parte de las intoxicaciones alimentarias que sufrimos en Europa (36,4 %) se producen en nuestro hogar, a pesar de la baja percepción de riesgo que tenemos. Dicho de otro modo, nuestras cocinas y las mesas en las que comemos son un importante foco de infección.


Uno de los principales factores de este hecho, es la falta de hábitos higiénicos correctos. Los ciclos de lavado cortos, el descenso de la temperatura en el lavado de los utensilios, así como no utilizar los productos desinfectantes adecuados a cada superficie. Asimismo, según estos estudios, encontramos las mismas bacterias en nuestro inodoro que en nuestra mesa. ¿Comerías en tu taza del wc? ¿Guardarías la comida en el mismo sitio dónde orinas? Pues puede que a nivel bacteriano lo hayas hecho más veces de las que crees.

 

Bacterias como los estafilococos o los estreptococos viajan por nuestra piel y las encontramos en números casi iguales en nuestra nevera y en nuestro inodoro. Con lo que es importante tener cuidado a la hora de lavar y conservar los alimentos, cómo los almacenamos y la limpieza del lugar donde lo hacemos, cómo los cocinamos y cómo los servimos.

 

Nuestros productos están pensados para librar esta lucha bacteriológica, siendo además de una herramienta para el transporte de tu comida, una barrera ante las bacterias que pueden desencadenar una intoxicación alimentaria.

 

¡Tú decides qué compañeros quieres a la hora de comer!

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